Nuestra Señora de Fátima

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Nombre: Angeles

sábado, 23 de agosto de 2008

Heraldos en Escuela Esmeralda Oreamuno, C.R





A pedido de la profesora de Religión de la Escuela Esmeralda Oreamuno, localizada en el Distrito ”Cinco Esquinas” del cantón de Tibás de la Provincia de San José, los Heraldos del Evangelio llevaron la imagen peregrina para evangelizar con los alumnos de la escuela.

La actividad comenzo con la llegada y coronación de la Imagen Peregrina por manos de la Directora, la Sra. Sandra Cordero, el rezo del Santo Rosario, seguido de una charla para toda la escuela (500 estudiantes) sobre la Virgen de Fátima de parte de los Heraldos.

Al final se repartieron estampas de la Virgen de Fátima a todos los presentes.

Coro de Los Heraldos con el Nuncio, C.R




pedido del Párroco el Pbro. Freddy Chacón, los Heraldos del Evangelio fueron invitados para que después de la Santa Misa Dominical del día 3 de agosto, celebrada por el Nuncio Apostólico en Costa Rica, por ocasión de las Fiestas Patronales en honor a Santo Domingo, dieran un concierto para conmemorar las Fiestas de la novena de Santo Domingo.

Después de la Misa celebrada por su Excelencia Reverendísima el Nuncio Apostólico Mons. Pierre Nguyen Van Tot, el coro de los Heraldos del Evangelio entró en cortejo por la nave central del Templo cantando el “Himno Pontificio” en honor al representante del Santo Padre, dando esplendor y belleza.

En el concierto se interpretaron varias piezas Gregorianas y Polifónicas, la mayoría dedicadas a María Santísima, pilar de la devoción de Santo Domingo de Guzmán, el gran propagador del Santo Rosario.

Para finalizar el concierto, el coro interpretó el cantico gregoriano de la “Salve Regina” -Dios te Salve Reina y Madre - el cual fue cantado por la mayoría de los fieles; y para cerrar con broche de oro, el Nuncio junto con los Sacerdotes y Diáconos presentes dieron la bendición final.

Nuestro coro y un grupo de heraldos de El Salvador, que estaban de paso por San José, se tomaron una fotografía junto con el Nuncio, Mons. Pierre.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Parroquia de San Isidro Labrador, C. R




Los Heraldos del Evangelio a pedido de las catequistas de la Parroquia de San Isidro Labrador, del cantón de Coronado de la ciudad de San José, cantaron la Santa Misa dominical, a la cual asisten los niños que se están preparando para la Primera Comunión.

La Santa Misa, a la cual asistieron más de 1000 personas, fue celebrada por el Pbro. Carlos Castro, residente de la Parroquia y supervisor de la catequesis de los niños de la Primera Comunión.

Visista a la Escuela Andrés Corrales, C.R




Los Heraldos del Evangelio en su misión evangelizadora realizaron la visita con la imagen peregrina de la Virgen de Fátima, a todas las salas de aula del segundo ciclo de enseñanza media de la Escuela Andrés Corrales.

Todo esto se realizó con el apoyo del Director de la Escuela el Sr. Sergio Soto y la profesora de Religión, la Señora Meldy Hidalgo.

La escuela se encuentra en el Cantón de Aserrí del distrito de Poás, y tiene más de 900 estudiantes.

Visita a la Escuela Saint Edward , C.R






En el distrito de El Carmen de la Provincia de Cartago, la Escuela Saint Edward se vió beneficiada por la visita de la Imagen Peregrina.

Los Heraldos del Evangelio iniciaron la visita recorriendo durante una hora las salas de aula de la secundaria, donde a continuación se realizó la coronación de la Virgen con toda la primaria de la Escuela.

Para finalizar la actividad se regalaron calendarios y estampas de la Virgen María a los almunos.

Visita a la Escuela Nuevo Horizonte, C.R



A pedido de los Profesores de la Escuela Nuevo Horizonte, los Heraldos del Evangelio llevaron la imagen peregrina para rezar el Santo Rosario con todo el cuerpo docente de la Escuela.

Se repartieron estampas de la Virgen María a los 25 profesores que participaron de esta actividad.

La escuela se encuentra en el distrito La Milpa de la Provincia de Heredia.

GOBERNANTE SANTO

GOBERNANTE SANTO

Por Patricia Villegas de Jorge

En el Evangelio de San Marcos (Mc 10,32-42), nuestro Señor Jesucristo explica claramente a los hijos de Zebedeo como se puede verdaderamente reinar y lo hace a la luz del servicio incondicional de quien dirige a sus súbditos. Por lo tanto, para Nuestro Señor servir es reinar. Esa santa enseñanza del Maestro a sus apóstoles se ha convertido en práctica constante a lo largo de la historia de la Iglesia habiendo sido asimilada y ejercitada a plenitud en el siglo X por Esteban de Hungría.

Al igual que San Luis Rey de Francia, Enrique II de Bavaria, Fernando III de Castilla y Wenceslao de Bohemia, ese santo monarca creyó firmemente en la edificación de su reino sobre piedra firme, sobre las bases del cristianismo y el magisterio de la Santa Iglesia Católica.

Esteban subió al trono encontrándose un pueblo plagado de paganismo y ajeno a los conocimientos de las leyes del Señor. Actuando bajo el influjo de la gracia, con espíritu auténticamente sobrenatural , sabiduría basada estrictamente en el temor al Señor y ejercicio constante de la caridad hacia el prójimo , decidió emprender la más titánica batalla de su vida que fue la evangelización de sus súbditos. A los fines de concretar su estrategia de guerra contra la barbarie de su pueblo, inició su campaña de cristianización poniendo primero su confianza en el Señor y apoyándose luego en las órdenes religiosas existentes en Hungría, muy particularmente en la orden de los monjes cluniacenses, quienes en esa época tenían como abad al célebre San Odilón , hombre de fe inquebrantable y de espíritu cruzado.

Encaminado en esta difícil tarea, aunque bien vista por la Santa Iglesia, el nuevo gobernante obtiene la anuencia del Santo Padre San Silvestre II, quien emite una bula otorgándole al joven monarca dos grandes favores: el primero, la concesión del título de Rey de Hungría y el segundo, autorización de los obispos propuestos por Esteban para trabajar en su reino. Esta bula papal constituyó el preludio del esplendor que el ya nombrado Rey Esteban vería en la tierra con los frutos que daría la evangelización de su pueblo y el florecimiento de la Iglesia Católica, y en el cielo, con el premio del gozo de ver cara a cara a su creador.

Tal cual Rey Salomón se inició entonces el período de ingeniería celestial en Hungría con inmensas y gloriosas construcciones de templos, monasterios y lugares de peregrinación, dejando así Esteban una clara señal de su devoción a Nuestro Señor, de su amor y respeto al Vicario de Cristo en la tierra- el Santo Padre- y de su fiel convicción de erradicar de una vez por todas las costumbres bárbaras y supersticiosas que tanto daño causaban a los nuevos catecúmenos.

Agradable a los ojos del Señor, Esteban es premiado muy joven con un matrimonio santo, contrayendo nupcias con la hermana del tan reconocido Rey Enrique II de Bavaria - quien gozaba de fama de santidad- siendo coronado su enlace con un primogénito que más tarde, lejos de asumir la sucesión del trono de su padre, se convirtió en uno de los serafines del Gran Rey Celestial , el tan querido San Emérico .

Al haber sido un hombre formado bajo los más estrictos principios cristianos, el Rey Esteban se dedicó en cuerpo y alma a la sabia instrucción de su santo hijo. Así le inculcó con cariño paternal, ayudado siempre de la buena Gisela, su santa esposa, el respeto irrestricto a las directrices de la Iglesia, el cumplimiento caritativo de los mandamientos del Señor, el crecimiento constante y perseverante de las mejores virtudes, todas encabezadas siempre por la caridad, virtud teologal que Dios le concedió, continuando por la humildad en el trato con todos. Pero sobretodo, el Rey se empeñó en enseñar a Emérico a cultivar la piadosa práctica de la oración y de la penitencia, práctica que él mismo ejerció con vehemencia y de la que fueron testigos todos los miembros del reino.

La generosidad de su enseñanza no solo la volcó sobre su hijo muy querido sino que la extendió a sus súbditos, al punto de solicitarles de manera muy humilde que se unieran a sus intenciones de oración y penitencia con la finalidad de librar una guerra que iba traer calamidades al pueblo recién evangelizado. Con su gran sabiduría basada en ese temor de ofender a Dios, este santo monarca postrado en oración frente al Señor le solicitó el auxilio en la batalla, saliendo victorioso del combate y logrando la paz para Hungría.

Todas las virtudes que adornaban al futuro San Esteban reflejaban la luz espiritual que brillaba en su alma. Tal vitral de perfectísimos colores iluminados por la gracia, ese santo varón logró practicar la caridad en su máxima expresión. Ataviado con el escudo de la humildad, el Rey demostró predilección por los más desvalidos, fungió como buen consejero para sus funcionarios, padre cariñoso de su pueblo, gobernante justo y gran estratega militar, convirtiéndose en el mejor ejemplo tanto para la nobleza como para el más pobre de sus hijos. Como buen administrador de los bienes de su reino, bienes de los cuales no hacía uso en lo personal practicando así la pobreza, este gran monarca comenzó a ver el florecimiento de un pueblo sano y piadoso fruto de su fe inquebrantable.

Sus sabias decisiones políticas siempre estaban destinadas a favorecer a los más débiles, hasta tener como tarea principal - además de la evangelización iniciada- la educación de los niños, la procura de alimentos propicios y el albergue a los desfavorecidos. Siempre solicito a que sus fieles súbditos realizaran obras de misericordia también apoyó y auspició intensas peregrinaciones a Roma la Ciudad Eterna, contagiando a pueblos vecinos a unirse en santa caravana.

Como semilla que cayó en tierra fértil y bajo el lema de “misericordia quiero y no sacrificios” (Mt. 9, 9-13), el Rey Esteban logró cumplir los preceptos del Señor haciéndose sumiso a su voluntad, no sin dejar de sufrir la santa cruz con la muerte a destiempo de su hijo, la cual aceptó como Job, diciendo: “si aceptamos de Dios los bienes ,¿no vamos a aceptar los males?((Jb 2,1-13), asombrando aún más a sus súbditos por su inmensa resignación. Este sobrenatural actuar del tan apreciado y futuro San Esteban de Hungría logró posicionarlo dentro de los reinos medievales vecinos como ejemplo a emular, hasta haber sido calificado como un hombre completamente desasido de los bienes perecederos cuyos tesoros no los había amontonado en la tierra sino en el cielo. El premio a su fidelidad fue la muerte en olor a santidad el día de la Asunción de Nuestra Señora al cielo, celebrándose su memoria el 16 de Agosto de cada año.

Jmv.pvj@codetel.net.do

Bibliografía consultada:

1.- Biblia de Jerusalén. Nueva edición Revisada y Aumentada. Editorial Desclée de Brower, S.A. 1998.
2.-Royo Marín, Antonio, O.P. “Teología Moral para Seglares I. Moral Fundamental y Especial.” Séptima Edición BAC. Madrid, 1996.
3.- Liturgia de las Horas III.
4.-Fernández-Carvajal, Francisco. “Hablar con Dios”. Tomo IV. Editora Paloma. Madrid, 2003.