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martes, 2 de septiembre de 2008

DE VIDA O MUERTE

DE VIDA O MUERTE

Por Patricia Villegas de Jorge

Debido al pecado de soberbia y curiosidad de nuestros primeros padres, de la desobediencia a los preceptos e infidelidad a la palabra de Dios, surge el origen de nuestros sufrimientos, de nuestras tendencias desordenadas y pasiones desenfrenadas. Y todo ocurrió por pretender ser como Dios.

Habiendo sido creado en estado de justicia original, la voluntad del primer hombre no estaba aún confirmada en Dios, de ahí que, el mal uso de la libertad que se le había otorgado, tergiversara el orden perfectísimo en el que fue creado y por medio del cual Dios primaba sobre la razón, teniendo ésta sometida al alma en perfecta armonía y a su vez, controlando el cuerpo en sumisa obediencia.

Esto le lleva a perder los dones tan preciados de la impasibilidad (capacidad de no sufrir) y el de la inmortalidad, legándonos una naturaleza herida y débil, la que nos obliga a una lucha constante contra el mundo, la carne y el demonio. Como contraposición y por la misericordia infinita de Dios, por medio de Cristo Jesús se produce el misterio más sublime, la asunción de la humanidad en Dios, la redención del género humano, abriéndose de nuevo las puertas del cielo, lloviendo gracias inimaginables sobre todos nosotros.

De ahí que podamos colegir , que si bien es cierto que al hombre tener enraizado en su ser la inclinación al mal y por ende sus actos ir dirigidos a las bajas tendencias, no menos cierto es, que al quedar impresa en el alma la imagen perfectísima del Creador, el ser humano por obra de la gracia y considerando su filiación divina, puede guiar su actuación con elevado espíritu sobrenatural. En este sentido, san Paciano comenta al respecto que “nosotros que somos imagen del hombre terreno, seamos también imagen del hombre celestial ; porque el primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo”.

Y es que “en el plan actual de la Providencia, toda alma o está en estado de gracia o en estado de pecado mortal; con otras palabras, o está de cara a Dios, último fin sobrenatural, o está de espaldas a El”. Por ende y en virtud de la misma libertad que le fue dada al ser humano, este tiene la facultad de elegir: o vivir en la muerte, en una vida fuera del amor de Dios, fuera de sus directrices; u optar por la vida en gracia, la vida en santidad, profundizando en Cristo Jesús, modelo de perfección.

Analicemos algunos aspectos de ambas vidas:

1.-Vida en la muerte

Santa Teresa de Jesús en su libro Las Moradas habla sobre esas almas que rondan el castillo interior y que no se adentran a conocer a su Rey. Envueltas en su soberbia y egoísmo, practican a la perfección el pecado de sus primeros padres, llegando a coincidir con el refrán popular “de tal palo tal astilla”. Ampliamente estudiadas por teólogos a lo largo de la historia, tienen una característica principal y coincidente : el centro de sus vidas no es Dios.

El alma, negada a recibir las luces sobrenaturales dirige su accionar a sus placeres personales; así que su voluntad se encuentra dominada por el mundo, sus frivolidades y bagatelas; por la carne y sus placeres sensuales actuando, no como un ser racional iluminado por la fe, sino como un ser animal sin voluntad propia, donde la complacencia de sus instintos se coloca como primer orden de su existencia, demostrando que “conoce muy poco la porción espiritual de su alma aquella que es común al ángel y al hombre” ; y , por el demonio, cuya función es tentarla e indisponerla a hacer el bien y jsutificando el mal como la búsqueda de la felicidad.

Esa alma cuya potencia inferior domina la más alta capacidad de la razón , confirmando que ”la vida no está a la altura del pensamiento sino que el pensamiento desciende hasta el nivel de la vida” , en la mayoría de los casos refleja que la fe no rige su intelecto. Su trayectoria en la tierra demuestra clara ignorancia sobre la existencia de su Creador, sobre la grandeza y sublimidad de su alma impresa con la imagen del Altísimo; sobre la nobleza propia de su filiación divina y de la herencia a compartir la gloria con Cristo Jesús. Dando luces evidentes de que desconoce el precio infinito pagado en la cruz por la sangre del Redentor, se aferra más a la ganancia de bienes terrenales que a los bienes celestiales.

Así, el concepto de patria celestial es considerado como algo lejano, iluso y hasta irrisorio. Y ni decir del esforzarse en acumular méritos en la tierra para alcanzar los gozos del cielo y mucho menos pensar que, una vez dejada la vida terrenal termina la adquisición de esos méritos.

De esta manera, la vida del alma en pecado se caracteriza por frecuentar ambientes vacíos de amor de Dios pero llena de amores desordenados. Su actitud, muchas veces tibia e indiferente, peca más por omisión que por comisión, importándole muy poco el bien que pueda hacer o el mal que pueda evitar. Dominada por la inferioridad denota comportamiento, vestimenta y hasta modales muy alejados de la virtud y la perfección cristiana, dejando mucho que desear a los que le rodean y en ocasiones, hasta incitando al pecado a sus más cercanos. Encaprichada en sus propias leyes y comodidades, “la estructura del mundo se realiza sobre la base de una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios.” La idea de belleza está basada en lo exterior, en el hedonismo dando noticias a claras luces de que se ignora que el cuerpo tiene vida por el alma. Los vicios y prácticas de los excesos constituyen el trofeo a los ojos de los demás. ”El apetito de los placeres terrenos se va transformando en ansia. Las diversiones se van volviendo más frecuentes y más suntuosas. Los corazones se desprenden gradualmente del amor al sacrificio, de la verdadera devoción a la Cruz y de las aspiraciones de santidad y vida eterna.” La Cruz y por ende el sufrimiento se torna en escándalo, pretendiendo ser expulsado por el placer.

La vida de piedad y asistencia frecuente a los sacramentos no constituye parte de la agenda del día dejando transparentar esa alma que desconoce a Dios como desconoce el día de su muerte. La figura de Dios sólo existe en momentos extremos pues de lo contrario, es un ser que únicamente le recuerda sus deficiencias, ilegalidades e impurezas, por lo que mantenerse al margen de El garantiza la tranquilidad de conciencia, recordando así las palabras del libro de Job cuando dice:”¿Te atreves a violar mi derecho y condenarme, para quedar tú así justificado? (Job 39,31-40) De esta manera, encuentra “falsas justificaciones a su falta de generosidad, que le devolvería al menos la tranquilidad perdida, nunca la paz, que es fruto de la entrega.”

Carente en la mayoría de los casos de formación moral y por ende religiosa , actúa como autómata con la corriente para estar en onda con las masas declinantes y ambivalentes . La tristeza y la frustración de no poder obtener los bienes perecederos domina su estado de ánimo, pues el confiar en sus fuerzas es más certero y eficaz que acudir al auxilio de Dios y además no implica oración. Todo esto es un vivo ejemplo de “la falta de libertad e ignorancia, aliados perfectos del demonio”. En el caso accidental de incursionar en una oración carece del conocimiento de su poder divino y por la inercia sumada a la complacencia del cumplimiento, termina cayendo en el vacío, profesando una fe que no practica. Interesada exclusivamente en las ventajas del dinero o en el poder terrenal, muestra desinterés en la misericordia de Dios y por ende no aspira a formar parte de la Jerusalén celestial, olvidándose que gozar de la visión beatífica es el fin para el que fue creada.

De la riqueza de espíritu que ostenta brotan afanes insignificantes de bienestar propio y búsqueda de la gloria personal, que le impide la tolerancia de todo lo que le sea contrario a su manera de pensar . Tales palabras del Eclesiastés proclama: vanidad de vanidades, todo es vanidad! ignorando que nada podrá sacar de sus fatigas que pueda llevar consigo . De ahí que la práctica del primer mandamiento de Dios y el amor al prójimo son prácticas ejercidas a conveniencia. Absorta muchas veces por los respetos humanos y “vanidosa en busca de la caza de la gloria de los que le miran, aún en pequeñeces” tiende muchas veces al mal, sin calcular que el mal es un actuar presente que no mide consecuencias futuras, alejando los tesoros de la gracia del Señor.

Su constante actuar irreverente además de ofender a Dios, lacera su propio espíritu, siendo cooperadora directa no sólo de su catástrofe personal sino también de alterar el orden del universo. En ocasiones, esta alma deja el mundo en estado de pecado mortal aunque hubiera podido liberarse de su inmundicia, abriendo su corazón al amor de Dios y resucitando de esa vida en la muerte a la vida en gracia, iniciando un alto vuelo en busca de la verdadera felicidad, de Cristo Salvador.

2.-Vida en la VIDA

La vida en la gracia de Dios se inicia con el sacramento del bautismo por medio del cual se recibe la gracia santificante, “don divino que nos hace hijos de Dios y herederos de la gloria.” De esa manera, el alma que por obra de la gracia hace conciencia de su estado divino, tiene un proceder muy distinto al que lo desconoce. Completamente cooperante con la gracia, tiene conocimiento claro de que ningún ser humano escapa a la regla de la salvación, siendo ese el deseo de Dios, Nuestro Señor “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.(1Tim.2,3-4)

Es así como el alma en estado de gracia está dirigida por la sabiduría divina y de ella le viene “el temor del Señor, y conocer al Santo es verdadera inteligencia “(Prov.9,1-8).
Dotada por el Altísimo de las virtudes teologales y en especial por la caridad, sumado al deseo vivo de alcanzar la visión beatífica, logra practicar con facilidad no sólo el primer mandamiento de Dios, sino también la misma misericordia de Quien es la misericordia misma.
La razón iluminada por la fe la conduce a poner su mirada únicamente en la Santa Cruz, reconociendo en ella el camino por el cual podrá llegar a reinar con Cristo Jesús. De ahí que los sufrimientos, a los que ni ella ni ninguna otra alma puede escapar, sean ofrecidos como perfume agradable a su Creador, dándole con ellos gloria solo a El y sirviéndoles para obtener méritos en su propio beneficio, los cuales , junto a la sangre derramada por el Redentor, serán puestos en la balanza de la justicia divina al momento del juicio particular.

Movida por una alabanza eterna, esta alma convierte su vida en un Te Deum, acción de gracias por todos los favores recibidos. Acepta con humildad los pecados cometidos, a pesar de evitar por todos los medios de no incurrir en ellos, en franco reconocimiento de la secuela que arrastra por el pecado original de los primeros padres, acudiendo de manera inmediata con perfecta contrición al sacramento de la Reconciliación, retornando así al estado de gracia en que se encontraba.

Inmersa sólo en los afanes propios de la empresa santa del Señor de salvar almas, no pierde la oportunidad de hacer apostolado para “ganarlos a todos para Cristo” (1Cor.9,20-23). Esto lo ejerce con maestría y santa desvergüenza sin importar los deberes de su estado. Así logra convertirse en “sal de la tierra” sembrando la semilla del Evangelio en su alma y en la de los demás, para luego transformarse en “luz del mundo” iluminando a los que viven en tinieblas motivándolos a descubrir el tesoro de la felicidad y que no es más que la vida en Cristo Jesús.

Como su esperanza está puesta en el disfrute de los bienes celestiales, bienes todos escondidos en el Sagrado Corazón de Jesús, se encuentra inflamada del deseo ardiente de comunicar esa gracia a sus seres queridos, con los cuales esperará poder reunirse en el cielo junto a los ángeles y los santos. De esta manera su peregrinar en la tierra consiste exclusivamente en eso, en el camino que la llevará a traspasar el umbral de la muerte corporal para que finalmente el alma pueda gozarse de su inmortalidad con Cristo vivo, anhelo que lleva desde toda la eternidad impresa con tinta indeleble en su alma, con la sangre del Redentor.

En el perfecto conocimiento de su poquedad y su nada, actuando con pobreza de espíritu, coincide con el Apóstol de los gentiles de que ‘todo lo puedo en aquel que me conforta”(Flp.4,13), abandonando sus proyectos y planes a la voluntad de Dios y confiando infinitamente en su misericordia . De ahí, que el Señor se complazca en su debilidad otorgándole gracias extraordinarias, llevándola muchas veces a realizar hazañas heroicas, que solo por obra de las fuerzas de Dios puede lograrlas.

La práctica asidua de las virtudes constituye su deporte favorito buscando siempre como recompensa agradar a su Creador, ganar el premio de la visión beatífica y vivir en plenitud con Aquel que “me amó y se entregó por mi”(Gal 2,20). De esta manera, el objeto central de esta alma es alejarse constantemente de todo lo que pueda apartarla del amor de Dios, de vencer los obstáculos propios de sus debilidades, de huir de manera radical del pecado. Su alimento principal es la santa eucaristía, sacramento del amor, que la une místicamente a Cristo y en Quién sólo encuentra su descanso.

Ostentando con santo orgullo el título nobiliario de hija de Dios, Rey del Universo, se esfuerza en alcanzar la perfección cristiana, logrando poco a poco dominar sus pasiones e instintos utilizando como armas certeras la oración constante, el ayuno y la penitencia. De esta manera combate las celadas del demonio, espíritu que no deja de insistir en apagar la luz de la gracia que la ilumina y por ende la alegría y la felicidad que ella demuestra a pesar de las adversidades propias de la vida.

Los respetos humanos le son indiferentes, muchas veces siendo objeto de críticas por los frutos espirituales rendidos, resultado exclusivo de su confianza en Dios y de reconocerse desmerecedora de sus ventajas, ostentando una paz consecuencia de su generosidad en la entrega a Dios.

Su hoja de vida constituye el hacer valer la entrega de Cristo Jesús en la cruz, demostrando así, que la redención pagada a precio de sangre debe ser devuelta con santidad. Su trayectoria en este valle de lágrimas alcanza vuelo de altura, sin olvidar la parte humana que la circunda y que en todo momento debe ser similar al Crucificado. Lejos de actuar con espíritu soberbio procura lo menos y lo pequeño alejándose de ser el centro de su propia vida, lugar que solo ocupa su Salvador. Esa alma con perfecto estado de conocimiento sobre su suerte futura , medita los novísimos como manera de alimentar la esperanza “en la ciudad que no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el cordero”(Ap.21,10-23), creciendo en su vida interior, confiada siempre en la promesa de salvación.

Al vivir en estado de gracia propio de la práctica perfecta de los sacramentos adquiere clara conciencia sobre su filiación divina y tiene por cierto el vivir en la tierra como transfigurada, anteponiéndose a la vida que vivirá en el cielo . Entonces, el rostro resplandeciente de Dios triunfa en ella, reflejándose en la mirada profunda de los sentidos del espíritu , adquiriendo méritos para que aquello que es imagen de lo perfecto, sea alcanzado después de la muerte de manera inmediata. De ahí que, el retardar más la llegada a Cristo después de la muerte carece de sentido, uniendo su voz con el salmista cuando exclama:”¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti; como tierra reseca, agostada sin agua.”(Sal.62,2-9)

Confiada en que “nada podrá separarnos del amor de Dios”(Rom. 8 , 35) y de que todos serán atraídos a Cristo Jesús, tiene la certeza de que el amor y la bondad que en ella se suscitan es obra del Altísimo, mientras que el dolor y las consecuencias producidas por el pecado cometido puede servir, muchas veces, como correctivo del Padre, para devolverla al estado de gracia y prepararla para alcanzar la vida eterna. Así no tiene “por imposible que el alma pueda con cosa tan alta, que el alma aspire en Dios como Dios aspira en ella” sabiendo a ciencia cierta que “una ínfima participación de la gracia santificante vale infinitamente más que todos los seres creados que existirán, existen o existieron hasta el fin de los siglos” “bonum gratiae unius est quam bonum naturae totius universi”. Entonces, esa alma tiene clara la orientación de su vida, al elegir como camino el dar gloria a Dios mediante todos sus actos, usando como medio el eterno agradecimiento por todas sus bondades, para alcanzar como fin el poder alabarlo por la eternidad en el cielo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Heraldos en Escuela Esmeralda Oreamuno, C.R





A pedido de la profesora de Religión de la Escuela Esmeralda Oreamuno, localizada en el Distrito ”Cinco Esquinas” del cantón de Tibás de la Provincia de San José, los Heraldos del Evangelio llevaron la imagen peregrina para evangelizar con los alumnos de la escuela.

La actividad comenzo con la llegada y coronación de la Imagen Peregrina por manos de la Directora, la Sra. Sandra Cordero, el rezo del Santo Rosario, seguido de una charla para toda la escuela (500 estudiantes) sobre la Virgen de Fátima de parte de los Heraldos.

Al final se repartieron estampas de la Virgen de Fátima a todos los presentes.

Coro de Los Heraldos con el Nuncio, C.R




pedido del Párroco el Pbro. Freddy Chacón, los Heraldos del Evangelio fueron invitados para que después de la Santa Misa Dominical del día 3 de agosto, celebrada por el Nuncio Apostólico en Costa Rica, por ocasión de las Fiestas Patronales en honor a Santo Domingo, dieran un concierto para conmemorar las Fiestas de la novena de Santo Domingo.

Después de la Misa celebrada por su Excelencia Reverendísima el Nuncio Apostólico Mons. Pierre Nguyen Van Tot, el coro de los Heraldos del Evangelio entró en cortejo por la nave central del Templo cantando el “Himno Pontificio” en honor al representante del Santo Padre, dando esplendor y belleza.

En el concierto se interpretaron varias piezas Gregorianas y Polifónicas, la mayoría dedicadas a María Santísima, pilar de la devoción de Santo Domingo de Guzmán, el gran propagador del Santo Rosario.

Para finalizar el concierto, el coro interpretó el cantico gregoriano de la “Salve Regina” -Dios te Salve Reina y Madre - el cual fue cantado por la mayoría de los fieles; y para cerrar con broche de oro, el Nuncio junto con los Sacerdotes y Diáconos presentes dieron la bendición final.

Nuestro coro y un grupo de heraldos de El Salvador, que estaban de paso por San José, se tomaron una fotografía junto con el Nuncio, Mons. Pierre.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Parroquia de San Isidro Labrador, C. R




Los Heraldos del Evangelio a pedido de las catequistas de la Parroquia de San Isidro Labrador, del cantón de Coronado de la ciudad de San José, cantaron la Santa Misa dominical, a la cual asisten los niños que se están preparando para la Primera Comunión.

La Santa Misa, a la cual asistieron más de 1000 personas, fue celebrada por el Pbro. Carlos Castro, residente de la Parroquia y supervisor de la catequesis de los niños de la Primera Comunión.

Visista a la Escuela Andrés Corrales, C.R




Los Heraldos del Evangelio en su misión evangelizadora realizaron la visita con la imagen peregrina de la Virgen de Fátima, a todas las salas de aula del segundo ciclo de enseñanza media de la Escuela Andrés Corrales.

Todo esto se realizó con el apoyo del Director de la Escuela el Sr. Sergio Soto y la profesora de Religión, la Señora Meldy Hidalgo.

La escuela se encuentra en el Cantón de Aserrí del distrito de Poás, y tiene más de 900 estudiantes.

Visita a la Escuela Saint Edward , C.R






En el distrito de El Carmen de la Provincia de Cartago, la Escuela Saint Edward se vió beneficiada por la visita de la Imagen Peregrina.

Los Heraldos del Evangelio iniciaron la visita recorriendo durante una hora las salas de aula de la secundaria, donde a continuación se realizó la coronación de la Virgen con toda la primaria de la Escuela.

Para finalizar la actividad se regalaron calendarios y estampas de la Virgen María a los almunos.

Visita a la Escuela Nuevo Horizonte, C.R



A pedido de los Profesores de la Escuela Nuevo Horizonte, los Heraldos del Evangelio llevaron la imagen peregrina para rezar el Santo Rosario con todo el cuerpo docente de la Escuela.

Se repartieron estampas de la Virgen María a los 25 profesores que participaron de esta actividad.

La escuela se encuentra en el distrito La Milpa de la Provincia de Heredia.