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Nombre: Angeles

sábado, 29 de marzo de 2008

Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia



Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

"En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.

Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se ha dignado disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia" ..... " (Fragmento del Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 5 de mayo de 2000. Por designio del Papa Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.

Indulgencias en el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia:

"Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti")".

LA DIVINA MISERICORDIA

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por los pecados nuestros y del mundo entero. Por Su Dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero" (Diario, 476).

A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (Diario, 1521
El Diario fue escrito por Santa Faustina en polaco. Los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, en Stockbridge, Massachussets, EUA (*). publicaron una bella y fidedigna "Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia" (Diario, 687)Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia" (Diario, 687)
"Oh Inconcebible e Insondable Misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh Sumo Atributo de Dios Omnipotente, Tú eres la dulce esperanza de los pecadores" (Diario, 951).

El Señor me dijo: “Hija mía, no dejes de proclamar Mi Misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de Compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi Misericordia insondable, de la Compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen.” (Diario, 1521)



"Oh Inconcebible e Insondable Misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh Sumo Atributo de Dios Omnipotente, Tú eres la dulce esperanza de los pecadores" (Diario, 951).

El Señor me dijo: “Hija mía, no dejes de proclamar Mi Misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de Compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi Misericordia insondable, de la Compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen.” (Diario, 1521

LA DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA


"...El Dios de la Creación se revela como Dios de la Redención, como Dios que es fiel a Sí mismo, (Cf. 1 Tes 5, 24) fiel a su Amor al hombre y al mundo, ya revelado el día de la Creación. El Suyo es Amor que no retrocede ante nada de lo que en Él mismo exige la justicia. Y por esto al Hijo «a quien no conoció el pecado le hizo pecado por nosotros para que en Él fuéramos justicia de Dios». (2 Cor 5, 21; cf. Gál 3, 13.9) Si «trató como pecado» a Aquel que estaba absolutamente sin pecado alguno, lo hizo para revelar el Amor que es siempre más grande que todo lo creado, el Amor que es Él mismo, porque «Dios es Amor». (1 Jn 4, 8.16). Y sobre todo el Amor es más grande que el pecado, que la debilidad, que la «vanidad de la creación», más fuerte que la muerte; es Amor siempre dispuesto a aliviar y a perdonar, siempre dispuesto a ir al encuentro con el hijo pródigo,siempre a la búsqueda de la «manifestación de los hijos de Dios», (Rom 8, 19) que están llamados a la gloria. Esta Revelación del Amor es definida también Misericordia (Cf. Santo Tomás, Summa Theol. III, q. 46, a. l ad 3.),y tal Revelación del Amor y de la Misericordia tiene en la historia del hombre una forma y un nombre: se llama Jesucristo..." (Redemptor Hominis, 9)

"..La Misericordia Divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo Crucificado y Resucitado: "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona", pedirá Jesús a Sor Faustina (Diario, 374). Cristo derrama esta Misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la Misericordia un "segundo nombre" del Amor (cf. Dives in Misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?

Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La Divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió Su Mensaje de Misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el Mensaje de la Misericordia.

Jesús dijo a sor Faustina: "La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la Misericordia Divina" (Diario, 132). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el Evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo..." (Siervo de Dios Juan Pablo II.Homilía durante la Canonización de la Beata María Faustina Kowalska, punto 2)

"La Iglesia proclama la verdad de la Misericordia de Dios, revelada en Cristo Crucificado y Resucitado, y la profesa de varios modos. Además, trata de practicar la misericordia para con los hombres a través de los hombres, viendo en ello una condición indispensable de la solicitud por un mundo mejor y «más humano», hoy y mañana. Sin embargo, en ningún momento y en ningún período histórico —especialmente en una época tan crítica como la nuestra—la Iglesia puede olvidar la oración que es un grito a la Misericordia de Dios ante las múltiples formas de mal que pesan sobre la humanidad y la amenazan. Precisamente éste es el fundamental derecho-deber de la Iglesia en Jesucristo: es el derecho-deber de la Iglesia para con Dios y para con los hombres. La conciencia humana, cuanto más pierde el sentido del significado mismo de la palabra «misericordia», sucumbiendo a la secularización; cuanto más se distancia del misterio de la misericordia alejándose de Dios, tanto más la Iglesia tiene el derecho y el deber de recurrir al Dios de la Misericordia «con poderosos clamores» (Cfr. Heb 5, 7).Estos poderosos clamores deben estar presentes en la Iglesia de nuestros tiempos, dirigidos a Dios, para implorar Su Misericordia, cuya manifestación ella profesa y proclama en cuanto realizada en Jesús Crucificado y Resucitado, esto es, en el misterio pascual. Es este misterio el que lleva en sí la más completa Revelación de la Misericordia, es decir, del Amor que es más fuerte que la muerte, más fuerte que el pecado y que todo mal, del amor que eleva al hombre de las caídas graves y lo libera de las más grandes amenazas...." (Dives in Misericordia, 15)

"...A la humanidad, que a veces parece extraviada y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor Resucitado le ofrece como don Su Amor que perdona, reconcilia y suscita de nuevo la esperanza. Es un Amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina! Señor, que con Tu Muerte y Resurrección revelas el Amor del Padre, creemos en Ti y con confianza te repetimos hoy: ¡Jesús, confío en Ti, Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero! ..." (Juan Pablo II. Ángelus "postumo" . Domingo de la Divina Misericordia. 3 de abril de 2005)


La devoción a la Divina Misericordia nos llama a una comprensión de que el Amor de Dios no tiene límites y que está disponible a todos, especialmente al pecador más grande: "Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia" (Diario de Santa Faustina, 723).

Los aspectos esenciales de la Devoción a la Divina Misericordia son los siguientes::
PONER NUESTRA CONFIANZA EN DIOS

TENER SIEMPRE UNA ACTITUD MISERICORDIOSA CON LOS DEMÁS

INVOCAR LA DIVINA MISERICORDIA

PROPAGAR LA DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA

La historia del origen y de la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y de su devoción por todo el mundo, resulta ser fascinante. Comprende apariciones y revelaciones extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones, una escapada dramática de una Polonia devastada por la guerra, una prohibición temporal del culto por la Iglesia (1958 a 1978) y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo II, que muy probablemente será llamado por los historiadores "Papa de la Divina Misericordia." .

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