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domingo, 10 de febrero de 2008

San Valentín-Apóstol del Amor

Por Patricia Villegas de Jorge
En los albores de los años 270 el Emperador de Roma, Claudio II “El Gótico” y posteriormente su sucesor Aureliano, estaban enfrascados en grandes guerras de conquista y a tales fines se requería que todos los jóvenes romanos pasaran a formar parte de las filas de ejército para la defensa del imperio. De ahí que estos jóvenes se vieran coartados en la formación de una familia, situación que desencadenaba una disminución forzosa del matrimonio y por ende de la procreación, siendo obligados a permanecer solteros. Para contrarrestar tan gran egoísmo y ansias de poder del Emperador, Valentín, joven sacerdote romano, inicia su fecundo apostolado del amor entre las parejas cuya vocación era la formación de una familia, comenzando de esta forma a crecer su fama de celebrar bodas clandestinas.

Bajo el conocimiento pleno del valor sobrenatural de la vida, de la filiación divina y del misterio que envuelve el sacramento del matrimonio, el cual tiene sus raíces en la creación y sobre la base del Evangelio de su inspirador Jesucristo de que “desde el principio, el Creador los hizo hombre y mujer y dijo:’por esto, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos un sola carne’, de forma que ya no son dos sino uno solo.” (Mt.19,4), Valentín predica constantemente la importancia de los valores familiares, basando su prédica en el ejemplo de la familia por excelencia: La Sagrada Familia de Nazaret.
Apoyado en sus hermosos rasgos físicos, su jovialidad e inteligencia y actuando totalmente bajo el influjo de la gracia, realizando solo la voluntad de Dios fruto de sus votos sacerdotales, este santo tan atrayente para los jóvenes se encarga de enseñarles el matrimonio como vía de santificación. María y José son su punto de partida y el modelo a seguir. Se dedica a explicar a la futura esposa lo inquebrantable, duradero y ajeno a caprichos e intolerancias humanas que es el amor verdadero. La incitaba a desarrollar las virtudes y a doblegar la propia voluntad para hacer la voluntad de Dios y entonces crecer en humildad como María Santísima, hasta el punto de arriesgar su vida cuando aceptó libre y voluntariamente el designio del Altísimo de ser la Madre del Hijo de Dios, a pesar de no haber conocido varón . Al desarrollar una fecunda vida de piedad, la futura contrayente podría sobrellevar las adversidades propias de la vida conyugal.
Al novio, Valentín se encargaba de recordar cómo debía guiar a su familia siguiendo el soplo del Espíritu Santo tal como lo hizo San José, sin cuestionamiento alguno, al éste asumir la maternidad de su Inmaculada esposa y de ahí convertirse en el padre nutricio del Salvador y junto con la Llena de Gracia haber sido elevado por el Padre a formar parte de la unión hipostática, convirtiéndose en guardián del misterio más grande de Dios, base de nuestra fe y única esperanza, que fue la de asumir la naturaleza humana sin dejar de ser Verbo Divino.

A los futuros contrayentes, este heraldo del amor , pregonaba con éxito incomparable la humildad de María de hacer la voluntad de su digno esposo José no obstante ser Ella medianera de todas las gracias y de gozar de privilegios únicos tal como el haber sido elevada por el Altísimo a un plano superior al de los ángeles en la jerarquía de la creación. De la misma manera , invitaba a emular al Santo Patriarca, quien se desvivía en complacencias a su dignísima esposa, haciendo siempre la voluntad de Dios , voluntad que se reflejaba en el amor prohijado al Divino Niño Jesús del que fue guardián por designios divinos.

El respeto mutuo y la castidad fueron banderas que Valentín enarbolaba entre los novios de su época. Sin dejar el ejemplo del hogar de Nazaret, animaba a los novios a unirse hasta llegar a formar una sola alma, una comunión de amor, de sencilla austeridad y belleza, cuyo objetivo principal y soporte debía ser la fidelidad a Dios. En cuanto a los hijos, recalcaba siempre la obediencia del Niño Dios, quien a pesar de ser Dios, y por designios de su Padre desde toda la eternidad, estuvo sujeto al cuido y guía de criaturas inferiores a su estado a quiénes cariñosamente obedeció en fiel cumplimiento de la voluntad de Dios.

Es fácil imaginar a Valentín guiando a tantos jóvenes de su ciudad, explicándoles cómo el matrimonio no sólo era un día de navidad sino también una pasión. El ejemplo de la participación de María en la pasión de su Hijo no se hizo esperar en la prédica. Recordaba a la futura esposa estar al pie de la cruz, firme como la Vírgen, cuando el matrimonio se viera embestido por el maligno. Reiteraba al esposo como debía meditar en cada una de las llagas santas de Nuestro Señor, considerando que cada llaga confirmaba su amor por nosotros.

De tal manera Valentín animaba a los futuros esposos a transitar unidos a Dios por el camino de la oración constante, a santificarse el uno al otro con la tolerancia y el perdón tal como Nuestro Señor Jesucristo toleró a sus verdugos y los perdonó hasta dar la vida por ellos también, pero sobretodo a ejercitar la virtud de la caridad, formando así un nuevo hogar de Nazaret -donde Dios se haría hombre en cada hijo procreado- para que juntos vieran la gloria del Señor cuando toda la familia, según el tiempo de Dios, pasare a formar parte del coro de los ángeles en el cielo.

En su trayecto como sacerdote, Valentín logró casar numerosas parejas las cuales pasaron a formar santas familias romanas. Su fama se extendió por toda Italia y Dios, Nuestro Señor, se valió de él para realizar también curaciones milagrosas.

El santo del amor sufrió su pasión con el martirio alzándose con la corona de la Gloria al presentarle al Señor en la patena de su vida, su mayor obra de caridad que fue la cantidad de nuevos hogares de Nazaret que había incitado a formar, con su fe inquebrantable en el Altísimo y su devoción al mejor ejemplo de entrega de amor: a María Santísima y San José.
jmv.pvj@codetel.net.do
Obras consultadas:
1.-Aquino, santo Tomás. Suma de Teología V. Parte III e índices .Cuestión 2, Artículo 2, “La unión del verbo encarnado, ¿se efectuó en la persona? Editora Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). 4ta. Impresión. Septiembre del 2005-Madrid.
2.-Royo Marín, Antonio.O.P. “La Vírgen María teología y espiritualidad marianas.” Editora Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). 2da edición. 1997-Madrid.
3.-Año Cristiano II Febrero. Editora Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Impresión. 2003-Madrid.
4.-Pablo VI, Papa. Alocuciones. “Alocución en Nazaret, 5 de enero 1964. Liturgia de las Horas I.
5.- Homilía del 30 de diciembre 2007 del Padre Joao Scognamiglio Clá Dias-Fundador de los Heraldos del Evangelio.San Pablo, Brazil.

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